lunes, 16 de junio de 2014

Metrosexual, sportnosexual y otras identidades pro consumo


DESCODIFICADOR #QUEER
(En tributo al blog El Descodificador, de Javier Pérez de Albéniz. @descodificador)



Mark Simpson nos sorprendió en 1994 con su artículo “Here Come the Mirror Men: Why The Future is Metrosexual”, en cuyo análisis de las masculinidades emergentes acuñó el término metrosexual.

Hace pocos días (martes 10-6-1014) nos volvió a sorprender con otro artículo, “The metrosexual is dead. Long live the 'spornosexual'”. En éste, señala que ya han pasado 20 años y la metrosexualidad alcanza su 2.0.: ha abandonado su interés en la ropa para hacer del cuerpo el accesorio definitivo, con estilizaciones tales como musculatura, piercings y barbas retocadas. Spornosexual  refiere al nuevo énfasis en lo sexual de la metrosexualidad, de modo que redes sociales, selfies y porno canalizan el deseo masculino de ser deseado. Por cierto, en ambos artículos se señala su potencial de consumo y ventas.

SPORNOSEXUAL = deporte + porno + metrosexualidad.
Retomando el análisis queer que me caracteriza, considero que debemos mantenernos críticos ante las identidades que son presentadas por los medios de comunicación para resignificar lo ya existente. Novedades a un lado, su principal contenido político refiere en realidad al consumo, constituyéndose a través de ello como objeto de deseo (lo cual es, irónicamente, otra forma de consumo). Por seguro, nuestras prácticas socio-económicas están dando lugar a la emergencia de nuevas masculinidades y no debe sorprendernos que algunas de estas nuevas masculinidades concluyan en cuerpos estilizados por el deporte y el consumo, como objetos de deseo. Al respecto, nuestro análisis puede ser una condescendiente descripción, o bien una reflexión sobre su función y sentido; posicionando puntos de vista.

Todo ello me recuerda a mis primeros años como estudiante de psicología, en donde se nos repetía que la mera re-significación de algo no es una explicación, sino una tautología. Poner nombre a algo que ya ocurre no dice ni explica nada, sino aquello nombrado es, precisamente, lo que debe ser explicado. Sin embargo, lejos del ámbito académico o político, alguien escribe sobre masculinidades pro consumo y su productos se extienden por los medios como pólvora.



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