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jueves, 7 de mayo de 2015

#Queer #Gramática: Chicas masculinas (la parodia como estrategia queer)

NOTA: post recuperado de mi colaboración con el twitter @Espaciolesbia (2012). Este artículo es de mi autoría.
LINK PESTAÑA SOBRE LESBIANISMO
[4 post agrupados como "Género como gramática y su transgresión"]

La masculinidad en lesbianas suele ser una marca semejante a la feminidad en gays, no sólo por tener un algo del otro sexo o género, sino por lo que ello implica.

<< Chicas masculinas es una paradoja para la observación >> y de este enunciado podemos aclarar al menos dos puntos y una estrategia queer.

Primero, sobre la observación, una paradoja se nos presenta a la vista como algo ilógico, ser y no ser al mismo tiempo; acaso la contradicción de dos opuestas juntas (ser chica y la masculinidad en este caso).

Sin embargo, debemos aceptar que, cuando observamos, la realidad es tal cual y la contradicción sólo puede estar en nuestro marco interpretativo. Creemos ver, nuestro conocimiento cree discernir con la vista; pero la visión retorna hacia nosotrxs mostrándonos una contradicción que sólo puede partir en quien mira. O bien nos equivocamos, o bien vemos algo que no existe.

Observar implica discernir cosas a partir de nuestra manera de conocer, de modo que en realidad las paradojas nos hablan más de quien observa que de lo observado. Rompen con el sentido común del que partimos, cuando la evidencia nos muestra con crudeza que carecemos de verdades sino de interpretaciones.

Por tanto, algunas personas al leer este post habrán tenido una impresión de paradoja desde el principio, de contradicción al hablar de chicas y de masculinidad; para otras personas esta aparente contradicción forma parte de su sentido común y poco o nada pudiera sorprenderles.

Segundo, sobre la paradoja en la práctica del género; si ser femenina corresponde a chicas y ser masculino a chicos, ¿cómo pueden confluir ambas en una sola persona? Así, chicas masculinas muestra al observador 1) que su interpretación sobre dos géneros opuestos es falsa, 2) que la masculinidad no es exclusiva de hombres. El marco interpretativo crea visiones tan falsas que pueden verse los dos géneros a la vez.

Por cierto, la parodia (imitar con cierta ironía) es una de las principales estrategias de activismo queer. Dado que no podemos elegir las normas o prácticas de género que nos anteceden y constituyen, sí podemos al menos durante nuestra puesta en escena (como actores/actrices sociales) retorcer estas creencias/normas/prácticas sobre sí mismas para obligar a observadorxs a falsar su marco interpretativo.

Ser masculino no es propiedad ni rasgo natural de hombres, tampoco de lesbianas; no es propiedad de nadie sino una puesta en escena, un juego de impresiones.

Resumiendo, << chicas masculinas es una paradoja para la observación >>, ya que insta a quien observa a valorar que, o bien ve algo irreal, o bien su marco interpretativo es falso; de este modo el género es parodiado mostrando su propia falsedad.


Sin embargo, recuérdese que cambiar las creencias sobre unx mismx y nuestra relación con el mundo es lento y doloroso; también para quien observa.

jueves, 19 de febrero de 2015

Análisis queer de la dominación en BDSM



 Desde un enfoque queer, resumidamente, podeos hablar de dos formas de deconstruir o deshacer el género: 1) re-significar su práctica o 2) parodiarlo. 

Así, las sexualidades no normativas son un claro ejemplo de re-significación del género.



En el siguiente fragmento podemos comprobar cómo la práctica BDSM en donde una Ama domina a sumisos o esclavos, implica re-significar el acto masculino dominar. La dominación deja de ser masculina en tanto en cuanto es práctica por una mujer y, con ello, el acto de dominar es re-significado. Por tanto, podemos enmarcarlo desde un enfoque de análisis teatral o juego de impresiones, en el que ver a una Ama parodia la creencia de una dominación natural o intrínseca en el hombre.

Además, también se re-significa la dominación en otros sentidos. Incluso si la dominación BDSM fuera ejercida por un hombre, la llamamos BDSM para diferenciarla (re-significarla) de otras formas de dominación. Es decir, esta dominación por parte de un hombre subvierte la ideología conservadora de hegemonía masculina. 

…Esta dominación no imita a un original (la masculinidad), sino que se inserta en una cadena de prácticas sociales en la que carecemos de patrón/original previo, y en la que cada eslabón es, igualmente, una copia. Cuando un Ama entra en escena con sumisos y esclavos, reconocerla en ejercicio de masculinidad implica reconocer que el rol dominante (la Dominación), no es un atributo exclusivo del hombre; que una mujer puede (y, de hecho, ejerce) ser masculina; implica una parodia, donde practicando la masculinidad se hace visible la propia falsedad, construcción o juego teatral de ésta (Artículo Escenas BDSM, ¿queer?,  en Cuadernos de BDSM, n.18, pág. 50-55).

lunes, 16 de junio de 2014

Metrosexual, sportnosexual y otras identidades pro consumo


DESCODIFICADOR #QUEER
(En tributo al blog El Descodificador, de Javier Pérez de Albéniz. @descodificador)



Mark Simpson nos sorprendió en 1994 con su artículo “Here Come the Mirror Men: Why The Future is Metrosexual”, en cuyo análisis de las masculinidades emergentes acuñó el término metrosexual.

Hace pocos días (martes 10-6-1014) nos volvió a sorprender con otro artículo, “The metrosexual is dead. Long live the 'spornosexual'”. En éste, señala que ya han pasado 20 años y la metrosexualidad alcanza su 2.0.: ha abandonado su interés en la ropa para hacer del cuerpo el accesorio definitivo, con estilizaciones tales como musculatura, piercings y barbas retocadas. Spornosexual  refiere al nuevo énfasis en lo sexual de la metrosexualidad, de modo que redes sociales, selfies y porno canalizan el deseo masculino de ser deseado. Por cierto, en ambos artículos se señala su potencial de consumo y ventas.

SPORNOSEXUAL = deporte + porno + metrosexualidad.
Retomando el análisis queer que me caracteriza, considero que debemos mantenernos críticos ante las identidades que son presentadas por los medios de comunicación para resignificar lo ya existente. Novedades a un lado, su principal contenido político refiere en realidad al consumo, constituyéndose a través de ello como objeto de deseo (lo cual es, irónicamente, otra forma de consumo). Por seguro, nuestras prácticas socio-económicas están dando lugar a la emergencia de nuevas masculinidades y no debe sorprendernos que algunas de estas nuevas masculinidades concluyan en cuerpos estilizados por el deporte y el consumo, como objetos de deseo. Al respecto, nuestro análisis puede ser una condescendiente descripción, o bien una reflexión sobre su función y sentido; posicionando puntos de vista.

Todo ello me recuerda a mis primeros años como estudiante de psicología, en donde se nos repetía que la mera re-significación de algo no es una explicación, sino una tautología. Poner nombre a algo que ya ocurre no dice ni explica nada, sino aquello nombrado es, precisamente, lo que debe ser explicado. Sin embargo, lejos del ámbito académico o político, alguien escribe sobre masculinidades pro consumo y su productos se extienden por los medios como pólvora.