martes, 3 de junio de 2014

Hipocresías del activismo #LGTB: La diversidad sexual oculta




DESCODIFICADOR #QUEER 
(En tributo al blog El Descodificador, de Javier Pérez de Albéniz. @descodificador)


Diversidad sexual, dicen ONGs LGTB; diversidad afectivo-sexual, llenándose la boca con ecos de inclusión. En este post obviaré links con ejemplos y entidades, porque lo hacen prácticamente todas y no es preciso aquí señalar a nadie con el dedo [bastarán búsquedas en google para confirmarlo]. Tampoco observo su uso por parte de teoría académica externa al activismo LGTB.

Con diversidad sexual refieren, en realidad, exactamente a lo mismo que LG(T)B (de ahí LGTBfobia, por ejemplo en la Universidad de Madrid). Ocurre de este modo una siniestra carencia de diversidad cuando omiten e invisibilizan a otras sexualidades y afectos como: BDSM, asexualidad, poliamor, swinger, bear, pansexualidad, demisexualidad, ecosexualidad, girlfags, fetiches… así como la heterosexualidad y sexualidades normalizadas (¿acaso no forma parte de nuestra diversidad?). Todo ello obviado, sarcásticamente, en nombre de la diversidad. Aquí un listado de diversas prácticas sexuales, para quien quiera hondar en ello.


Según análisis del discurso queer, primero se normaliza el lenguaje sobre qué es diversidad, después se escogen los sujetos políticos representativos de ésta; sin embargo, estos sujetos implican prácticas normativas excluyentes, legitimadas a partir de los intereses de la propia estructura política que los constituye. Expresado de otro modo, como ya dije, la llamada diversidad sexual es una apropiación LGTB ilegítima y excluyente de la diversidad: no sólo se permiten hablar en nombre de la diversidad sexual, sino que obvian al resto de diversidades con ello.

Los medios de comunicación y ciertas prácticas políticas legitiman a quiénes habla en nombre de la diversidad sexual, fraternizando juntos y condescendientes en una normalización vainilla de la diversidad, desde cuyo pedestal acusar al resto de sexualidades por bizarras o extrañas. ¿En tantas jornadas y encuentros LGTB, al nombrar la diversidad sexual, cuándo hablan miembros (que no representantes) del resto de diversidades?

Aclaro que, como activista queer, cobijado en el feminismo cyborg, no reprendo al movimiento LGTB para sumirlo en vergüenza o pasividad, sino para construir juntxs un uso de la palabra más preciso, riguroso y objetivo; como medio para confrontar lo excluyente de las prácticas de género y también como medio a una práctica científica más rigurosa.

Si un movimiento LGTB se sume en lo mainstrem y normativo, de bajo nivel conceptual, ¿quién hará la crítica?: Es en este punto donde queer y LGTB se confrontan.

Otro movimiento LGTB es posible.

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